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Recordando a dos viejos queridos amigos

Recordando a dos <strike>viejos</strike> queridos amigos

A esa hora ya había claridad suficiente para distinguir el malva de la buganvilla que coronaba la puerta norte y que se colaba en brazos de flores por la ventana abierta.

Hacia calor, Stella, Stella Ríos siempre se levantaba con ánimo juvenil y canturreaba mientras hacia el café, el café negro de la mañana.

Los 70 cumplidos no borraron ni un solo brillo adolescente de sus ojos hermosos, castaños de noche avellana de día, atentos al reloj,ojos alegres que pensaban en su viejo dormilón.

-Despierta Nicolás, no vas a terminar nunca ese cuadro que estas haciendo, tienes toda la casa oliendo a trementina.

Él se levanto para trabajar en el cuadro en el que se veían estrellas, como en todos sus cuadros, siempre aparecía una estrella, aunque pintara un paisaje al mediodía. 

En el caballete un sobre en el sobre chocolate y detrás de él ella

-Es tu regalo. Te extrañas, ¿No te acuerdas que día es hoy?

Si claro que si, o acaso no llevo veinticinco años poniéndome estas bermudas solo el día de hoy

- es verdad¡¡ ¿y mí regalo?

Ven te lo mostraré… 

Continuará, lo continuarán Stella y Nicolás

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