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Bitneriáceo

Cuento (quejas: al maestro armero)

Era novicia en el convento, su merced: endulzar las bocas de los fieles con dulcismos pasteles que sus blancas manos engendraban.
El destino no pudo ser más cruel,( siempre nos enamoramos en el trabajo), ella tuvo que caer prendada de un pastel. Dios, !se fue a enamorar del borracho¡.

¿Todavia hacen pasteles borrachos?

El maestro armero:
La inductora

5 comentarios

itn -

No la educó, ya me hago cargo,
para un soñador de pelo largo,
qué le va usted a hacer SEÑORA.

Mª Carme -

De nada sirvieron las monjas,
ni los caprichos y lisonjas
que tuvo a granel, SEÑORA.
J.M. Serrat "Señora"

pini -

novato (ja) justito vos.
no.
toda la suerte? si te sobra ingenio...
gracias por dejarnos leerte, y por nombrarme -sin que lo merezca- tu inductora.

itn -

Gracias enrique
¿donde se pone la L blanca con fondo verde para que se sepa que soy novato?.

Enrique -

¡Primer!