Andén
¡Ay caramba!,
Mira como me tropiezo con la realidad, como si fuera la música que no escuchaba, como si despertara cuando me quedé dormido en el tren de cercanías.
Pero la música por fin la oigo porque es buena y el fin del sueño del tren es en mi parada.
Música buena, emocionante.
Parada.
Y alegría,
Parada.
Y esperanza.
Escucharé más canciones, tomaré más trenes. Hoy, en la realidad, camino con una sonrisa, aunque me encuentre muy solo cuando no estoy en ella.
ACTUALIZACION 19/08/2006
hay comentarios que superan lo escrito. Gracias ni.:
corrigiendo.
cuando y no cuanto te sientas solo.
pensandolo bien, a veces el problema en la soledad es de cantidad: estar solo no es lo mismo que muy o infinitamente.
el solo a secas puede ser bendición.
al ahondarlo, aparece el abismo.
al llenarlo con otros calificativos tales como divinamente solo, ya es otra cosa. y qué maravillosa!
pero en el tren yo no iba sola.
los asientos se enfrentaban.
así que tenía alguien enfrente que me observaba, al menos por momentos.
no me dejaba estar sola, como yo querìa, divinamente.
así surgían las conversaciones remanidas:
-lloverá?
-no, no siento olor a lluvia.
además la luna no tiene aureola.
-entonces habrá buen tiempo.
-no sé, a mi me gusta la lluvia.
-romántica?
-no, hace bien a la siembra.
y ahi nomás retomaba la lectura.
a veces hacía tanto frío que me acostaba a lo largo del asiento y me cubría con el tapado.
y dormía de a ratitos.
el guarda trenes perdonaba que no le diera el boleto hasta el final.
entonces recién lo perforaba.
llegaba tarde, a las 12 de la noche.
y caminaba largas cuadras hasta llegar a mi casa paterna.
ese frío es uno de los más placenteros que he vivido.
porque veía cómo respiraba y subía el humo del cigarrillo.
el sonido del que hablaba era el chucuchucu del andar del tren.
el que los niños emulan.
el que los grandes olvidamos.
creo que he soñado con una estación.
cuando y no cuanto te sientas solo.
pensandolo bien, a veces el problema en la soledad es de cantidad: estar solo no es lo mismo que muy o infinitamente.
el solo a secas puede ser bendición.
al ahondarlo, aparece el abismo.
al llenarlo con otros calificativos tales como divinamente solo, ya es otra cosa. y qué maravillosa!
pero en el tren yo no iba sola.
los asientos se enfrentaban.
así que tenía alguien enfrente que me observaba, al menos por momentos.
no me dejaba estar sola, como yo querìa, divinamente.
así surgían las conversaciones remanidas:
-lloverá?
-no, no siento olor a lluvia.
además la luna no tiene aureola.
-entonces habrá buen tiempo.
-no sé, a mi me gusta la lluvia.
-romántica?
-no, hace bien a la siembra.
y ahi nomás retomaba la lectura.
a veces hacía tanto frío que me acostaba a lo largo del asiento y me cubría con el tapado.
y dormía de a ratitos.
el guarda trenes perdonaba que no le diera el boleto hasta el final.
entonces recién lo perforaba.
llegaba tarde, a las 12 de la noche.
y caminaba largas cuadras hasta llegar a mi casa paterna.
ese frío es uno de los más placenteros que he vivido.
porque veía cómo respiraba y subía el humo del cigarrillo.
el sonido del que hablaba era el chucuchucu del andar del tren.
el que los niños emulan.
el que los grandes olvidamos.
creo que he soñado con una estación.
5 comentarios
ni -
acá siempre encuentro sorpresas!
gracias, gracias, maquinista.
karina -
ni -
cuando y no cuanto te sientas solo.
pensandolo bien, a veces el problema en la soledad es de cantidad: estar solo no es lo mismo que muy o infinitamente.
el solo a secas puede ser bendición.
al ahondarlo, aparece el abismo.
al llenarlo con otros calificativos tales como divinamente solo, ya es otra cosa. y qué maravillosa!
pero en el tren yo no iba sola.
los asientos se enfrentaban.
así que tenía alguien enfrente que me observaba, al menos por momentos.
no me dejaba estar sola, como yo querìa, divinamente.
así surgían las conversaciones remanidas:
-lloverá?
-no, no siento olor a lluvia.
además la luna no tiene aureola.
-entonces habrá buen tiempo.
-no sé, a mi me gusta la lluvia.
-romántica?
-no, hace bien a la siembra.
y ahi nomás retomaba la lectura.
a veces hacía tanto frío que me acostaba a lo largo del asiento y me cubría con el tapado.
y dormía de a ratitos.
el guarda trenes perdonaba que no le diera el boleto hasta el final.
entonces recién lo perforaba.
llegaba tarde, a las 12 de la noche.
y caminaba largas cuadras hasta llegar a mi casa paterna.
ese frío es uno de los más placenteros que he vivido.
porque veía cómo respiraba y subía el humo del cigarrillo.
el sonido del que hablaba era el chucuchucu del andar del tren.
el que los niños emulan.
el que los grandes olvidamos.
creo que he soñado con una estación.
ni -
no las despedidas.
me gustan los puertos, ver partir los barcos.
en tren volvía a mi casa haciendo los trescientos kilómetros que la separaban de mi ciudad de estudio.
de vez en cuando volvía.
recuerdo el frío.
el sueño.
alguna ilusión de amor.
el tren es amor.
que bueno que estés contento.
y cuanto te sientas solo, piensa en el sonido.
karina -
Justo ahora que me ha dado por perder la cita con los trenes...veré si alcanzo este.