Si
Siendo yo un humilde funcionario de correos, disponía cada mañana, de cada día, media hora de café. No era amigo de la conversación forzada, no encontraba en mis compañeros mayor entretenimiento que escuchar sus opiniones de lo visto en televisión, del marcador deportivo, de las veleidades del clima o de mi propio y aburrido trabajo. Por ello, de preferencia, me tomaba mi café ante el monitor de mi computadora. En ella descubrí un lugar en la red donde planteaban entretenidos y originales acertijos, de suerte que siempre me había gustado resolverlos , con lo que la adicción fue inmediata.
El tiempo, una musa y la afición hicieron que, de resolverlos pasase a plantearlos, de plantearlos a obsesionarme, de ahí fue un paso perder mujer y familia, abandonar el trabajo y cuando estaba ya por perderlo todo, alguien me pidió la solución de un acertijo.
Yo nunca las daba , pero el insistió, e insistió tanto que no pude negarme, sobretodo porque su última insistencia iba acompañada de un sustancioso cheque.
Ahora regalo acertijos y vendo la solución. Soy millonario
Ésta le costará 30 euros.
Advertencia importante para niños y niñas: este cuento no es real.
Es más fácil que te encuentres con el lobo feroz que con alguien que pague por la solución de un acertijo.
3 comentarios
ni -
(sólo falta que pinte)
26 -
ni -