Quemados en monte y alma
Mi intención era escribir y quejarme con amarga impotencia de la realidad que asalta cada sentido: porque hasta el crepitar se escucha, sobre la piel caen secos restos del infierno, el sol y la luna* se eclipsaron y se ven distintos, como en el día del fin del mundo quizás, la ropa huele, la hierba huele, un beso en la frente de Blanca, el sudor de mi espalda, el sueño, todo huele, sabe, saben y huelen a humo.
La cara amarga son ellos* hoy llorando ceniza, implorando a algún dios un día de lluvia, o dos. A los hombres nada más se les puede pedir. ¿O si?
3 comentarios
26 -
pini, es de llorar.
pini -
RS. -
Supongo que escrito en Galicia