Blogia
Bitneriáceo

placeres

Más leña al fuego



Diciembre, después de las ocho de la tarde, fuera la brisa corta la piel de los transeúntes, el rocío a la sombra no se no se ha secado y ya se empieza a helar. Una hoja de periódico, un montón de sarmientos, algunos troncos finos de la poda del laurel y un buen tronco de roble, retorcido y hendido para facilitar su combustión.

El tiro abierto, una cerilla encendida y dejar hacer. La chimenea tiene que ser normal no me valen esas acristaladas como hornos microondas, que nos evitan el olor, el crepitar, el humo y hasta el excitante riesgo de que una pavesa deje su firma en la alfombra.

El tiempo se detiene y el cerebro ralentiza su labor, no es capaz de producir nada negativo. La realidad se pierde sin remedio mirando el fuego hipnotizadamente como un tonto mira la televisión.

A los que no nos gusta ir a la nieve el único placer que nos brinda el frío es el librarte de él delante de un buen fuego.



(La ponsetia esta ahí por que los Sres. comerciantes se empeñan en que cada año llegue antes la navidad)

Nadar (Sin palabras)

Nadar  (Sin palabras) ver más grande

Mar


El mar nos permite algunos de los más primitivos placeres que existen, como son: su contemplación y navegar.
El mar tiene una violencia profunda, es caprichoso, cambiante y embaucador. Seduce con cálidas brisas, pausadas olas, verdes y azules exclusivos, perfiles con espejismos contra el horizonte y la tierra.
Asusta de gris ceniza mojada, aborregado e inmenso, aliado del viento y las rocas, impone su respeto y se cobra su tributo.

Conozco un poco de Bernoulli o Venturi, mejor conozco Arquímedes, pero, al pensarlo con calma, me sorprendo más viendo navegar a un barco que volando a un avión.

Competir, subsistir, transportar o gozar, creo que he navegado un poco por cada una de esas razones y siempre disfrutando. El acto de ir a la mar es como la válvula que libera la presión acumulada en estas ollas exprés en las que hemos devenido los occidentales.

Al final y por ahora, siempre se llega a puerto donde el pleonasmo de firmeza de la tierra cobra su verdadera dimensión y del mar solo quedan los surcos de salitre en los pliegues de los párpados y alivio de la presión.

(Foto: Queen Mary 2 en Vigo autor: en ella.)

Ego.

Nací hace muuuuuuuchos años en el mes:

El día:

Por supuesto que me gusta que me feliciten, pero solo el día de mi cumple.

La cola del cometa

Lamentablemente este año creo que me voy a perder uno de los espectáculos astronómicos mas llamativos de los que se pueden ver a simple vista.
A partir de hoy, pero especialmente la noche del 11 al 12, Las Perseidas se verán con una especial intensidad ya que no hay Luna.

Pero está nublado sin visos de arreglarse en días.

Además de las nubes el problema más grave para quienes vivimos en una ciudad es la contaminación lumínica.

Al observar la tierra por la noche

____________________________________________________ver más grande

vemos que despilfarramos cantidades ingentes de energía en alumbrar el espacio, siendo cada vez más difícil encontrar zonas limpias de luz para poder ver las estrellas.

Nos queda alta mar, los desiertos y los polos como lugares con garantía de estar sin luz, eso siempre que no aparezca el plasta de la linternita que te rompe todo el encanto de la observación, porque no entiende que alguien pueda estar de noche, a oscuras, tumbado, despierto, al aire libre y no estar pecando.

Nubes y luz no serán impedimento para que me tumbe en la hierba intentando ver, al menos, una Perseida fugaz. Espero tener suerte.

más sobre perseidas 2004

Para Pini, algo rico, rico.

Para Pini, algo rico, rico. La patata, al tacto, será compacta, dura y no deberá estar demasiado lavada. Al pelarla y cortarla deberá crujir como un lamento, y sudar humedeciendo la superficie cortada,
Se trocean en forma de tiras del tamaño de un dedo meñique y se frién en abundante aceite de oliva virgen extra, preferiblemente de aceituna monovarital, hojiblanca o picual son buena elección. Cuando están bien doradas se retiran y se salan ligeramente.
El huevo ha de ser fresco, preferiblemente de gallina criada en libertad, comedora de lombrices y grano, si es así su cáscara será dura, blanca o morena da igual, la yema de color oscuro, no será difícil que aparezcan dos por huevo. La clara abundante de reflejos amarillentos y con más de un grumo.
En una sartén pequeña ponemos del mismo tipo de aceite que las patatas, no demasiada cantidad, pero que si cubra todo el fondo de la sartén. Con el fuego al máximo esperamos a que el aceite esté muy caliente, casi hirviendo.
Separamos en una taza la clara de la yema, dejaremos caer primero la clara y reservaremos la yema con algo de clara. Con una espumadera salpicaremos ligeramente de aceite caliente el interior de circulo de clara que por su perímetro habrá formado abundantes burbujitas que se irán dorando formando un bordado de puntilla blanco y oro, en ese momento agregamos la yema en el centro geométrico, la salpicamos levemente de aceite, agregamos una pizquita de sal y retiramos dejando escurrir el aceite.
Servimos dos con las patatas y acompañamos de un generoso y tierno pedazo de nuestro pan favorito y un vasito de un buen rioja
¿Existe alguna comida mejor.?

1000 y 1

1000 y 1 Schehrazada, en el rincón de las almohadas. Me podría olvidar de la energía eléctrica entregándome al relato contado al oído. La luz reflejada de las letras, sustituida por el susurro engendrado en las leyendas de los reyes antiguos y las historias de los pueblos pasados, desde la Índia hasta el Bagdad de los emires.
Imaginarse aliado de un espíritu del cielo inventando la televisión para tener tu Schehrazada y venir al presente y ordenar cortar la cabeza de tan horrenda concubina catódica.
Como Stendhal, después de haberlos olvidado, tomar los maravillosos relatos de Las mil noches y una noche, para experimentar todos los años la voluptuosidad de leerlos por vez primera.

“ En medio de la sala había un lecho de mármol incrustado con perlas y esplendorosa pedrería, cubierto con un dosel de raso rojo. Sobre él estaba extendido un mosquitero de fina gasa, también rojo, y en el lecho había una joven de maravillosa hermosura, con ojos babilónicos, un talle esbelto como la letra aleph, y un rostro tan bello, que podía envidiarlo el sol luminoso. Era una estrella brillante, una noble hermosura de Arabia, como dijo el poeta:

¡El que mida tu talle, ¡oh joven! y lo compare por su esbeltez con la delicadeza de una rama flexible, juzga con error a pesar de su talento! ¡Porque tu talle no tiene igual, ni tu cuerpo un hermano!

¡Porque la rama sólo es linda en el árbol y estando desnuda! ¡Mientras que tú eres hermosa de todos modos, y las ropas que te cubren son únicamente una delicia más!...


De HISTORIA DEL MANDADERO Y LAS TRES DONCELLAS (9ª Noche)

¿Se puede ser feliz sin ella?

¿Se puede ser feliz sin ella? No crea adicción, ni engorda, no se precisa a nadie para practicarla (aunque siempre es mas interesante hacerla a dúo), puede hacerse de un minuto, es saludable, relaja , recarga energía y se puede practicar casi en cualquier parte.

Las hay de pijama, de Tour, de sombrilla, de sofá, de metro, de hamaca, de sombreo mexicano, de despacho (solo el jefe, en otro caso suele ser solo una por despacho), de colchoneta en la piscina, de niño, de anciano y hasta de cuarto de baño. La del carnero o del clérigo se hacen antes de almorzar, las demás bien comido.

La mejor la de 15 minutos después del café, siempre conciliando el sueño en su fase más profunda, tumbado, fresquito en verano, arropado en invierno, mejor bien acompañado. El silencio es difícil, pero los pajaritos, las olas del mar , el run run de una tertulia o las hazañas de Tour son buenos aliados.

Dicen que la inventamos los españoles, no lo sé, pero aqui es tan importante, que pueblos enteros respetan escrupulosamente las leyes que la protegen prohibiendo ruidos, o actividades que puedan perturbar su practica.

El único riesgo: que se nos haga muy larga, entonces tendremos el característico mal humor al levantarnos.

Mi preferida en verano, sombra tupida de árbol, tumbona mullida, libro en mano, sonido de agua y de pájaros, olor a hierba recién cortada y después no tener que hacer nada.

Dry Martini

Dry Martini Las grandes estrellas del cine se ha convertido a menudo en ídolos que nos acercan a las vidas que vivimos viendo sus películas. El hecho de existir físicamente vuelve reales las ficciones. Dudamos más de nuestros sueños que de lo que vemos desde la fila 10.
Nunca he tenido ningún ídolo, y esa necesidad de una identificación material, la he suplido procurándome trocitos de realidad que me hacen sentir que estoy dentro de las películas. Uno de ellos es el Dry Martíni

Para su preparación debemos seguir una liturgia. Es preciso tener muy claro como nos gusta, descubrir el matiz que hace que sea especial para cada quien. Una vez definido lo convertiremos en dogma de fe, jamás probaremos un dry martini que no cumpla nuestra condición, seremos vehementes, si es preciso se negará hasta la evidencia en su defensa. Esta característica nos permitirá disfrutar de interesantísimas conversaciones-discusiones cuando coincidamos con otro u otra bebedor de dry martini.

No se olvide de buscar en la literatura en el cine o la política, algún personaje que apoye su opción y de disponer de alguna anécdota con ellos ,( muy socorridos son Ernest Hemingway , Winston Churchill, Luis Buñuel, Ava Gardner...) si no conoce ninguna no dude en invéntesela. Recuerde ser lo más sofisticado y sibarita que le sea posible.

Tómese una coctelera o vaso mezclador, introduzca hielo abundante pero que permita que se mueva dentro de la coctelera, debe estar muy frío para evitar que se licue. aromatice el hielo con vermut ,el mas idóneo tal vez sea Noilly Prat (aromatizar permite distintas proporciones, como ejemplos : un dedal. Unas gotas. Las partículas que salen de un difusor de perfume con vermú, hacer que tu pareja beba un traguito de vermú y susurre delante del hielo tu nombre o algo más prometedor, una botella de vermú abierta mientras lo elaboramos o hacer pasar la luz del sol por la botella de vermú antes de incidir en el hielo..., aquí es muy de apreciar el ingenio del consumidor)
Elija la ginebra de su preferencia, Bombay Sapphire o Plymouth son, tal vez, las más adecuadas para este cóctel, mezcle removiendo la coctelera, sin batir.
Sírvase en copa de cóctel en la que se sumergirá la aceituna atravesada por su palillito, podemos sustituir la aceituna por un largo y retorcido trozo de corteza de limón.

Disfrute despacio, siempre bien acompañado, en un aperitivo o al anochecer, envuélvase con la música de jazz de su elección o con esas fantásticas canciones americanas de siempre cantadas por Dean Martín o por Rod Stewart
For all we know
We may never meet again
Before you go
Make this moment sweet again

Si quiere apreciarlo de verdad recuerde que entre un dry martini y el siguiente, debe pasar largo tiempo, incluso se puede tomar uno solo en la vida, , su recuerdo será el de haber vivido una película.